Viernes, 9 de la mañana. El viento de marzo agita los toldos de las tiendas de discos en todo Estados Unidos. Dentro de ellas, la verdadera tormenta está a punto de desatarse. Desde primera hora de la mañana, jóvenes con chaquetas de cuero y faldas de colores hace cola en las aceras. La razón: el primer álbum de Elvis Presley, el chico de Memphis que está sacudiendo la música con su voz ardiente y su actitud desafiante, está a punto de salir a la venta. Su título, un escueto y significativo «Elvis Presley».
En las radios, los locutores no paran de repetirlo:
—¡Ha llegado el disco que todos estábamos esperando! ¡»Elvis Presley», el primer LP del nuevo ídolo del rock and roll, ya está en las tiendas!
Cuando en las tiendas de discos abren las cajas con las portadas de fondo negro y letras rosa y verde chillón, sus dueños comprenden que algo grande está pasando. Algunos dudan: ¿de verdad este chico del tupé alto merece todo ese alboroto? Pero los jóvenes no lo dudan. Apenas abren la puerta, corren hacia los estantes y arrancan los discos como si fueran su tesoro más preciado. Ha nacido la Elvismanía.

El golpe maestro: «Blue Suede Shoes»
Mientras el vinilo comienza a girar en miles de tocadiscos, una canción destaca por encima de todas, la primera de la cara A: «Blue Suede Shoes«. Pero espera… ¿este tema no es de Carl Perkins?
En efecto, Perkins la había escrito y grabado el año anterior, inspirándose en un comentario que le hizo un compañero músico: «No pises mis zapatos de gamuza azul». Su canción se había convertido en un éxito entre los amantes del rockabilly, pero un accidente de tráfico dejó Carl fuera de juego justo cuando debía promocionarla.
Ahí entró en escena Elvis.
RCA y su equipo sabían que «Blue Suede Shoes» era un bombazo, así que le pidieron que la grabara. Pero Elvis, leal a Perkins, puso una condición:
—No la lanzaré como sencillo. Carl merece que su versión tenga prioridad en un long play.

Y no es que Elvis no hubiera alcanzad el éxito con las ediciones de temas singles. «Heartbreak Hotel», lanzada apenas un mes antes, llevaba desde entonces como número 1 en el Billboard Pop Singles Chart. Pero Carl se merecía algo más.
Así que la canción entró en su primer álbum, lista para ser descubierta por miles de nuevos oyentes. Y vaya si lo fue. Desde los primeros acordes, la energía de Elvis le daba un nuevo giro al tema. Su versión era más agresiva, más rápida, más eléctrica. Mientras Perkins se mantenía fiel a su estilo country-blues, Elvis la llevaba directo al territorio del rock and roll puro.
Los jóvenes, al escucharla, no pueden quedarse quietos. Los pies golpean el suelo, los cuerpos se sacuden al ritmo. De repente, los zapatos de gamuza azul se convierten en símbolo de actitud, de desafío, de estilo.

El impacto inmediato
Para la tarde de ese mismo día, 23 de marzo de 1956, las tiendas de discos ya están pidiendo más copias. En algunas ciudades, el álbum se agota en cuestión de horas. En las radios, cada emisora intenta ser la primera en poner el disco completo.
Y los críticos no saben cómo reaccionar. Algunos lo tachan de “ruidoso”, otros de “peligroso”, pero los jóvenes no escuchan las críticas. Han encontrado su música, su líder, su revolución.
Esa noche, en miles de hogares, el disco de Elvis Presley gira sin descanso. «Blue Suede Shoes» y el resto del álbum no sólo están sonando… están cambiando la historia.